Vivir Cíclicamente: Las Mujeres a su Ritmo

7/11/20254 min read

Desde tiempos ancestrales, la conexión entre la mujer y la luna ha sido sagrada.

Así como la Luna pasa por distintas fases a lo largo del mes, la mujer también transita por cuatro estaciones internas, cada una con su propia energía, dones y enseñanzas. Comprender este viaje natural es una invitación a reconectarnos con nuestro ritmo interno, a escuchar nuestro cuerpo y a vivir en sintonía con nuestra esencia.

La energía femenina, el ciclo menstrual y las fases lunares están profundamente entrelazadas. Reconocer y honrar esta relación nos permite entender mejor nuestro cuerpo y abrazar cada etapa de la vida con mayor consciencia y poder personal.

Primera Fase del Ciclo: Primavera

Esta fase empieza con la luna creciente, es el momento posterior a la menstruación, cuando nuestros niveles de energía comienzan a elevarse, así como la naturaleza florece después del invierno, la podemos considerar como la fase de la doncella.

Durante esta fase sentimos: Confianza, alegría y energía física.

Segunda Fase del Ciclo: Verano

Con la llegada de la ovulación, entramos en nuestra etapa de verano interno, representada por la madre y la luna llena. Este es el pico máximo de energía, madurez y apertura hacia los demás.

Las energías dominantes son: Madurez, máxima energía, fertilidad, relaciones, nutrición y generosidad.

Es un tiempo de renovación, donde emergemos con nuevas ideas, propósitos y vitalidad. El intelecto se agudiza, la inspiración fluye con facilidad y la necesidad de actividad física y social aumenta. Somos como un capullo en flor, listas para explorar el mundo, iniciar proyectos, aprender cosas nuevas y conquistar sueños.

La doncella es el personaje que representa la libertad, la aventura y el entusiasmo. En este momento del ciclo, es un excelente espacio para fijar intenciones, empezar hábitos positivos y lanzarse hacia nuevas experiencias.

Así como la tierra da sus frutos en el verano, en esta fase estamos en nuestro mayor momento fértil, no solo a nivel físico, sino también creativo y emocional. Nos sentimos naturalmente más sociables, empáticas y dispuestas a nutrirnos tanto a nosotras mismas como a quienes nos rodean.

La energía de la Madre es expansiva, generosa y poderosa. Es un excelente momento para colaborar, compartir, culminar proyectos y celebrar los logros. Bajo la Luna Llena, todo florece; nuestros talentos, nuestra capacidad de amar y de crear.

Tercera fase del ciclo: Otoño

Después de la ovulación, el cuerpo femenino comienza un descenso energético hacia lo que llamamos el otoño interno, una fase de transformación que se alinea con el personaje de la hechicera y la luna menguante.

Cuarta Fase del Ciclo: Invierno

Finalmente, llegamos al invierno interno, es la etapa de menstruación, que está en sincronía con la luna nueva. Aquí, la naturaleza se repliega en sí misma, y nosotras también estamos llamadas a detenernos, descansar y mirar hacia adentro.

Durante esta etapa florecen aspectos como la magia, seducción, creatividad, sexualidad, intuición y liberación. La energía se vuelve más introspectiva y mágica. La creatividad y la sexualidad se sienten más profundas, misteriosas, enraizadas. La intuición se agudiza, dándonos claridad sobre lo que ya no nos sirve y debe ser soltado.

Así como los árboles dejan caer sus hojas en otoño, nosotras también estamos llamadas a liberar cargas emocionales, hábitos y relaciones que ya cumplieron su propósito. La Hechicera nos enseña que la destrucción no es negativa, es aquello que nos prepara para la transformación, la limpieza es necesaria para volver a renacer. Es un momento para poner límites sanos, para crear desde las entrañas y para abrazar nuestra complejidad con valentía.

Menstruar no es simplemente un proceso físico, es una oportunidad mensual de renacimiento. Es el momento perfecto para conectar con nuestra sabiduría interior, para reflexionar, para soñar. Durante este tiempo, nuestra percepción se expande, nuestra intuición se intensifica y nuestras emociones se muestran de forma más nítida.

En el invierno interno, tal como la semilla duerme en la tierra esperando su momento para brotar, nosotras también sembramos intenciones que florecerán más adelante. Es importante respetar nuestros ritmos, honrar el descanso, minimizar las actividades externas, mientras nos sumergimos en la escucha profunda. En la oscuridad y el silencio, reside un inmenso potencial de transformación.

Honra tu Ciclo, Conecta con tu Sabiduría Interna

Reconocer y vivir en sintonía con nuestras estaciones internas no solo mejora nuestra relación con el ciclo menstrual, sino que también nos reconecta con el pulso de la naturaleza y con el legado ancestral de sabiduría femenina. Cada fase tiene sus propios dones, explorar, nutrir y crear, transformar y liberar y finalmente descansar y renacer.

Vivir cíclicamente nos recuerda que no estamos diseñadas para ser lineales ni constantes, sino para fluir y transformarnos en un eterno movimiento de vida. En un mundo que celebra la productividad constante, elegir honrar nuestro ciclo es un acto de amor y resistencia. Es un camino de autoconocimiento, de empoderamiento y de profunda reconexión con nuestra naturaleza auténtica.

La Luna nos guía, como un espejo en el cielo, recordándonos que cada fase tiene su belleza, su poder y su propósito. Como mujer estamos llamadas a honrar nuestro ritmo, que a su vez es honrar la vida.

¡Honra tu ciclo. Honra tu luna interna. Honra la mujer sabia que vive en ti!